19 mar 2009

Lo cotidiano de una flor

Era un dia cualquiera, una noche en un lugar cualquiera. No hacía frio, pero ella estaba congelada. El frio venía de su interior, era una estraña sensación de entumecimiento que la acompañaba desde hacia un tiempo. Cualquier actividad cotidiana era acompañada por esa gélida sensación, que se volvía más intensa en la noche....el frio...la noche....ese frio sin consuelo, que no podía ser atenuado por nada ni nadie, sólo por ella misma.
Esa noche, tras muchas otras noches de recuerdos congelados, se produjo la catarsis.

El frio fue paralizándola muy lentamente, centímetro a centímetro, hasta convertirse en una triste estatua formada por miles de lágrimas congeladas. Una estatua camuflada en el azul intenso de la noche.

Su boca abierta hasta el final intentando exhalar un último suspiro.

De pronto, un recuerdo, un lejano eco en el tiempo contenido en ese último suspiro, obró el milagro...

Sí, aun estaba viva, aun recordaba lo que aprendió en otro momento. Sabía que más tarde o más temprano aparecería, aunque nunca pensó que fuera en esas circunstancias.

Cuando recuperó el movimiento, pequeños fragmentos de hielo se clavaron en sus pies....agudizó la vista y descubrió que eran pedazitos de su cuerpo, partículas que se habían desgarrado de su ser.

Era necesario que esto ocurriera, ella ya lo intuía desde hacia tiempo.

No estaba preocupada, sabía que nuevos pedazos nacerían,,,era el proceso, la naturaleza de una flor. La diferencia es que la flor no piensa en lo que ocurre, por tanto la dimensión de los hechos es cotidiana, es natural.

Y el ciclo continua (.........) :-)

2 comentarios:

Xaj dijo...

A veces deberíamos cerrar un poco los ojos. Volver a ser, por un rato, lo que dejamos de ser hace tiempo. Jugar a arañar nuestro nirvana volver a ser sol y flor. Y espejos de arena.

Abraxo Kriss!

Anónimo dijo...

"Dijo Tennyson que si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos y qué es el mundo."
El aleph.Borges