2 mar 2011

Trío de Santas. Entre lo Humano y lo Divino

Adoro las esculturas religiosas con un claro trasfondo sexual.
Adoro los escultores que consiguen transmitir el deseo en sus creaciones.
Adoro como consiguen que el frio marmol de sus obras se torne en cálido sentimiento.

Creo en Bernini y Maderno, Padres Todopoderosos,
Creadores del placer y la voluptuosidad,
de todo lo visible y lo invisible.


Sta. Cecilia. S. Maderno
   






Santa Cecilia, de Stefano Maderno, en la basílica del mismo nombre en el trastévere. Aparece tumbada de lado, como dormida, ataviada con un manto. Su cuerpo esta placidamente reposado, en sublime quietud. Pero para demostrar las señales del martirio, (Tras negarse a adorar a los dioses paganos fue condenada a morir decapitada, pero, después de tres espadazos, el verdugo no consiguió separarle la cabeza del cuerpo. Como la ley prohibía un cuarto golpe, la mártir vagó durante tres días por las calles de Roma, desangrándose, pero repartiendo sus posesiones entre los romanos) muestra cierto dramatismo en el corte del cuello, en el detalle de las manos atadas, y en la posición escorzada del cuerpo, algo poco natural. Los paños están resueltos con elegancia, y sobriedad, mostrando su autor su saber hacer, sin excesivo barroquismo, sino más bien cargado de la elegancia clásica renacentista de los años anteriores. La pulcritud de sus contornos, la limpieza del acabado de la escultura, también nos pone en precedentes, anunciándonos la exquisitez escultórica que se alcanzaría en los años siguientes en las manos de su sucesor Gian Lorenzo Bernini. Quién tomó su relevo hacia el año 1615, continuando esa línea metódica y pura que ya nos enseñaba aquí Stefano Maderno.

Beata Ludovica Albertoni. Bernini









En la iglesia de San Francesco a Ripa, en el trastévere, está la Beata Ludovica Albertoni, de Bernini, cuyo orgasmático éxtasis -parece morirse literalmente de gusto- deja a la famosa Santa Teresa, salida del mismo cincel y de las mismas manos, como un ejemplo de pudoroso recato.

Éxtasis de Sta Teresa. Bernini











En Santa Maria della Vittoria, Bernini logró plasmar el éxtasis de Santa Teresa (un arrebato místico que ocurre en un plano psicológico) de forma física. Consigue que el pesado manto de la monja, agitado como expresión de su convulsión interna, luzca ingrávido. Su rostro expresa la pérdida de consciencia, con los ojos cerrados y los labios abiertos, y sus manos y pies expresan un total abandono, en dramática actitud. Al mismo tiempo, el cuerpo suspendido en el aire y el movimiento en diagonal que lo anima nos hace creer en lo imposible.


Detalle rostro Ludovica

Detalle rostro Sta Teresa