9 dic 2008

Cuento Navideño

Aqui una bella historia contada por la enana Airelai a la protagonista de "Bella y oscura", de Rosa montero:

"Yo conozco la ley de la gente menuda; y estoy educada en los saberes ancestrales, en los conocimientos ocultos del Principio. Por eso sé que en el origen de las cosas, antes de que existiera el tiempo y el decaer, toda la Tierra era un Edén. Nuestros antepasados, las criaturas que habitaban aquel mundo feliz, eran seres dobles compuestos por un enorme y robustísimo gigante que siempre llevaba, cabalgando sobre sus hombros, a un delicado y bello enano. Vivían ambos socios en simbiosis perfecta y en la más completa comunión de los espíritus: ni siquiera necesitaban hablar para entenderse y por lo mismo el verbo no existía. El coloso aportaba a la pareja su resistencia y su audacia, la intuición y la sensualidad; el liliputiense contribuía con su inteligencia, con la imaginación y la sensibilidad. Eran inmortales y carecían de sexo;quiero decir que el género no existía, y que eran al mismo tiempo gigantes y gigantas, enanos y enanas. No sé si hoy somos capaces de imaginar a esos seres angélicos.



Había muchas, muchísimas de estas criaturas dobles en el paraíso, pero apenas si se prestaban
atención las unas a las otras, porque estaban absorbidas por la hermosura interior de ser almas gemelas. Eran autosuficientes: les bastaba con tenerse el uno al otro, a horcajadas de los fornidos cuellos, disfrutando ambos de la completa intimidad; nunca se sentían solos, ni mal interpretados, ni desdeñados, ni poco queridos. Paseaban por los jardines del edén, gozando de las dóciles panteras de uñas curvas, de los pájaros multicolores y de los osos mansos; de soles deslumbrantes que no daban sofoco y lluvias perfumadas que apenas sí mojaban; de días siempre suaves y momentos dulcísimos.



Ya te he dicho que en aquel mundo original el tiempo no existía: todo sucedía en el mismo suspiro indefinidamente. Por eso, porque no había mañanas ni noches, horas ni minutos, tampoco existía la memoria. Nuestros antepasados vivían en un presente contínuo carente de recuerdos y de proyectos, y así eran felices, con una felicidad que tampoco creo que podamos imaginar, pura y sin límites. la dicha absoluta de los inocentes.



Pero había una pareja que se sentía especialmente unida. Tal vez esto no fuera cierto, tal vez estuvieran tan unidos, ni más ni menos, como el resto de las criaturas inmortales, pero lo importante es que ellos lo creían así, sobre todo el enano, que pensaba en su gigante y con su gigante se sentía pletórico por esa relación tan perfecta y hermosa. Tanto amaba el enano a su otro yo, tan feliz estaba con él, que empezó a experimentar una rara desazón, la ambición de no olvidar todos esos dulces momentos que pasaban juntos. Y lo intentó con todas sus fuerzas, intentó el enano grabar en su cabeza los instantes de dicha y recordarlos. Pero todo el trabajo resultaba inútil, porque una vez vivida la vida se borraba. Hasta que un dia el enano inventó una estrategia; cogió una corteza seca y la tinta de una baya, y pintó la escena que estaba viviendo con el gigante (estaban bañándose en el rio) en el envés de la piel del árbol.



El truco funcionó y aquel instante se convirtió en un pequeño recuerdo que se instaló en la cabeza del liliputiense. Escocía el recuerdo allá adentro, escocía y picaba y palpitaba en el interior del cráneo, y a esa primera memória se iban añadiendo otras, pegotones de memórias diversas que iban conformando una pelota informe. Cuanto más crecían sus recuerdos, más turbado se encontraba el enano; porque ahora buceaba en esos instantes de dicha ya pasados, y comparaba unos con otros, y le parecía que el presente ya no era tan bello como lo que fue. Entonces empezó a sentir una nueva inquietud, como si tuviera un pájaro dentro del pecho, un pájaro grande que no tuviera sitio para extender las alas. se removía ese pájaro oscuro debajo de sus costillas, dejándole al enano sin aliento; hasta que al fin toda esa presión tomó cuerpo, y subió a su boca, y era un deseo: el enano deseaba que el gigante le manifestara su cariño más claramente.



La quemazón del desear era totalmente nueva para el liliputiense, de modo que transportó el deseo en la boca durante cieto tiempo, dándole vueltas y mordisqueándolo sin saber qué hacer con él; y el deseo iba desprendiendo una agüilla acre y ácida que le iba abrasando la lengua poco a poco. Hasta que al fin, todo llagado y dolorido, el enano soltó una lágrima, se agarró bien a los cabellos del gigante y dejó salir al deseo, que se escurrió silbante entre sus labios y le hizo decir las primeras palabras de la tierra: "Quiero que me digas que me quieres".



Entonces los cielos se rasgaron con un estruendo bárbaro, los pájaros cayeron muertos sobre el suelo, las panteras degollaron a los corderos. Los rios se tiñeron de sangre y el horizonte fue devorado por la noche primera. Quiero decir que así perdimos el paraíso y no con esas tonterías de la manzana: la palabra nos hizo desdichados y humanos. A partir de entonces comenzó a escaparse el tiempo, y ya no hubo mas criaturas dobles, sino pobres personas asustadas y solitarias como tú y como yo, seres incompletos, siempre en busca del alma gemela que perdimos. Así surgieron los sexos, como evidencia de nuestra humanidad, esto es, de nuestras limitaciones; como estigma por la mutilación del otro. Y por eso cuando amamos lo hacemos con tanta deseperación, porque nunca podremos poseer ni entender al ser amado como nos poseíamos y entendíamos mutuamente los gigantes y los enanos del Edén. Ya no somos un todo, sino sólo una parte."

Y esta es la desgarradora historia que tiene todas las interpretaciones posibles, pero que todos podemos entender desde nuestras propias experiencias.

3 dic 2008

El miedo y la Felicidad

Aqui unos recortes extraidos de una entrevista a Luc Ferry, filósofo, profesor y ex-ministro de educación francés.

"La filosofía tiene que ver con la cuestión de los miedos. El miedo a lo que no volverá, el miedo a la muerte...Nosotros, pequeños seres humanos, siempre hemos tenido miedo. Pero lo nuevo, es que ya no es algo vergonzoso, es algo positivo, que va por delante"

"Yo nunca he creído en la felicidad. Prefiero la idea de serenidad: para los griegos "sabiduría".
La felicidad no consiste en satisfacer todos tus deseos sino en descubrir, como Nietzsche, que las dos grandes tragedias que pesan sobre el hombre son el pasado y el futuro. Ese es el hogar de todos los miedos"

"Sabio es aquel que se desespera un poco menos que el resto, que añora un poco menos y que ama un poco más."

PD: Yoani ha perdido el miedo....al pasado, al presente, al futuro...es una sabia...ama profundamente a Cuba, los cubanos y la libertad.
Ánimo Yoani....y muchas gracias de nuevo.