El padre de la duquesa de Alba, alquiló las caballerizas del palacio de Dueñas a varios trabajadores, entre ellos el padre de Machado, que era administrador de la casa de Alba.
Y de ahí mi mente voló a este angustioso y bello poema:
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino se serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
Antonio Machado. Soledades (1899-1907) / Soledades. Galerías. Otros poemas
1 comentario:
En mi barrio hay una calle, que lleva el nombre de este loco de las letras.
Saluditos.
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