"Follar era comprender y comprender era temblar. Si no escuchabas en la piel del otro, si no atendías a la circulación de su sangre, a los latidos de su corazón, era entonces como si no follaras, era entonces como meter los dedos en un enchufe, una simple descarga eléctrica que te sacudía por dentro y te abandonaba rápidamente. Eso no era follar o era follar mal, no entender por qué y para qué se follaba, el vértigo y el abismo de transformarse".
Breve Historia de la Inmortalidad. Antonio Álamo
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3 comentarios:
Veo que sigues dándole vueltas al tema.
Oye, qué curioso que conozcas ese libro, tan alucinógeno y poético. He vuelto a leer el principio: "Estaba tan solo que decidí comprarme unos peces".
J.
Si si, erre que erre.
El libro lo escogí por el título, y lo has definido muy bien: alucinógeno y poético.
Pues habrá que echarle un vistazo. Desde luego este fragmento promete.
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