16 may 2009

El angel de Rafael Alberti

Vino el que yo quería
el que yo llamaba.
No aquel que barre cielos sin defensas.
luceros sin cabañas,
lunas sin patria,
nieves.
Nieves de esas caídas de una mano,
un nombre,
un sueño,
una frente.
No aquel que a sus cabellos ató la muerte.
El que yo quería.
Sin arañar los aires,
sin herir hojas ni mover cristales.
Aquel que a sus cabellos ató el silencio.
Para sin lastimarme,
cavar una ribera de luz dulce en mi pecho
y hacerme el alma navegable.

El Angel Bueno. Rafael Alberti

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me gustó la poesía de Alberti, y también su figura: con esa melena blanca, su sonrisa pícara, su pinta de golfillo, su humanidad y su compromiso político: "Algunos se complacen en decirme:/estás viejo, te duermes,/de pronto, en cualquier parte./Llevas raras camisas,/cabellos y chaquetas estentóreos./Pero yo les respondo/como el viejo poeta Anacreonte/lo hubiera hecho hoy:/-Sí,sí, pero mis cientos de viajes por el aire,/mi presencia feliz, tenaz,arrebatada/delante de mi pueblo, mi voz viva con eco/capaz de alzar el mar a cimas de oleje,/y las bellas muchachas y los valientes jóvenes/que me bailan en corro/y el siempre sostenido,ciego amor/más allá de la muerte." Rafael Alberti

Jorge

Xaj dijo...

Suena bien lindo eso, de hacer el alma un poco más navegable, sin icebergs que jodan el camino.

Saluditos!